Crónicas Ultralocales por José A. Martinez Ramos

Sobre la construcción de la Torre del Convento de la Merced

  •  Postal Malet | Circa 1960 - Rota, vista general: Cedida por JAMR

En muchos pueblos quedan restos de algo que fue en otro tiempo vibración y vida, edificios que estaban vinculados por un motivo de patria o religión, edificios que, en definitiva, son concreción pétrea de años y siglos de historia, verdaderas reliquias del pasado, libro abierto que alecciona y enciende la llama del recuerdo, de la tradición y del sentimiento popular.

Con estas palabras iniciaba don Antonio García de Quirós Milán, cronista oficial que fue de esta localidad hasta su fallecimiento el apartado correspondiente a la Torre del Convento o de la Merced de su obra Historia de la Ermita y Cofradía de la Veracruz (Cuatro siglos de historia local)[i], haciendo sin duda referencia al carácter popular de este monumento, único vestigio que nos resta junto a las bóvedas anejas, del desaparecido convento de Mercedarios Descalzos de la Santa Veracruz de esta población, que se ha convertido a lo largo de los años en uno de los símbolos identificativos de la misma.

Llegados a este punto hemos de aclarar que la actual torre no es la primitiva que tuvo el convento, construida en torno a 1622 según reza la lápida colocada en sus muros el primero de enero de 1973 con motivo de su restauración, o en 1624 como indican otras fuentes[ii]. La actual fue reconstruida en 1723 tras haber sido derribada la primitiva por un temporal el 26 de octubre de 1722, tal y como se recoge en el libro de recibo y gasto común del convento para los años 1709-1726[iii] (A. H. N., Clero, libro 2079. Mercedarios Descalzos de la Veracruz. Libro de recibo y gasto común. 1709-1726) y en el folio 41 del libro 20 de Bautismos de nuestra Parroquia de Nuestra Señora de la O, donde se anota al margen del asiento de bautismo de Melchor José Joaquín que en este día por la mañana se perdió el barco de Luis Rodríguez, donde se ahogaron cuatro personas y se libraron dos. La torre del convento de esta villa se cayó con la fuerza del huracán, por cuya causa estuvo dicho convento más de un año sin sitio en que poner las campanas para beneficio del pueblo y gobierno de sus actos regulares como se indica en el expediente de su reconstrucción[iv]. Notable debió ser la fuerza del viento que, según el señor García de Quirós, produjo muchos daños en árboles y edificios, sobrecogiendo el ánimo del vecindario.

  • Fotos JAMR: 1 - La Cruz del Rompidillo en su anterior ubicación, con la Torre de la Merced al fondo, 2 - La Torre de la Merced desde el paseo marítimo del Rompidillo, 1960  y 3 - La Torre de la Merced tras la restauración de 1973

Conforme al expresado expediente:

El 24 de enero de 1723, reunidos el comendador y los religiosos que componen la comunidad del convento de mercenarios (sic) descalzos, redención de cautivos, con vocación de la Santa Veracruz de esta villa de Rota, cuyos nombres abajo se contendrán, todos conventuales y vocales a la presente, decimos que por cuanto con motivo de la desgracia que padeció el dicho nuestro convento en la ruina de la torre que causó el temporal del día veintiséis de octubre del año próximo pasado y notable falta que hace su reedificación para el gobierno de sus actos regulares, como también de este pueblo, nos juntamos a cabildo en nuestra sala capitular para discurrir los medios más proporcionados a la nueva erección y fábrica de dicha torre, y de que efectos se pudieran usar para su costo teniendo presente la pobreza y atrasos de este dicho convento, y no habiendo encontrado otros más de aquellos que puede ofrecer la piedad de estos vecinos con la concurrencia de limosnas, y que en esta solicitud se había descubierto que alguno de ellos, hasta el número de cincuenta, querían asistir a este efecto con diez pesos escudos de plata cada uno, obligándose este dicho convento a asistir su comunidad al entierro de dos individuos de casa familia cantando la vigilia y responsos como se acostumbraba, condicionado el que se pudiese transferir o de ser dicha asistencia y sufragios en otra cualquier persona aunque fuese extraño, hecha esta proposición, conferenciada entre nosotros, acordamos se admitiese por ser conveniente al expresado fin, y habiendo hecho nuestra petición y súplica a nuestro Padre Provincial y Venerable Padre Definitorio, inscrita [y] vista por Sus Reverencias, que se hallaban a la sazón en esta dicha Villa en la visita de este convento, se nos concedió licencia para que con efecto se obligase esta comunidad a la asistencia de dichos entierros de dos personas de cada una de las familias que habían hecho dicha proposición, pagando los dichos diez pesos […] con la aprobación de las condiciones expresadas de poderse ceder y transferir en otra cualquiera persona al arbitrio del cedente.[v]

El coste de la obra, según se indica más adelante en el mismo documento ascendía a más de 2.000 pesos escudos según el parecer de los alarifes. De ahí la necesidad de allegar los fondos necesarios para la misma que se expresa en la solicitud.[vi] Obtenida la pertinencia licencia, recogida también a la letra en el expediente, se anotan en el mismo las primeras donaciones, iniciándose las obras a poco, de tal manera que el 11 de mayo de 1724 se recoge en el libro de recibo y gasto común haberse gastado en la obra de la torre, incluida la colocación de dos campanas nuevas que se habían comprado de limosna, 17.117 reales de vellón, de los que 2.800 habían correspondido a las expresadas campanas.[vii]

Pocas noticias posteriores hemos podido documentar sobre la torre con excepción de su venta o cesión el 24 de septiembre de 1908 a don Eleuterio Ruiz-Mateos de cuarenta y ocho metros superficiales del solar de la iglesia del ex convento de la Merced que tenía solicitados mediante la limosna de ciento veinticinco pesetas con destino a las necesidades de esta Parroquia. En principio esta cesión no incluía la torre, si bien el 26 de octubre del mismo año, en vista de los informes adquiridos con posterioridad a la fecha en que fue autorizado el párroco para la cesión de los cuarenta y ocho metros de terreno, tuvo a bien el señor arzobispo declarar incluido en dicho trozo lo que fue torre de aquella iglesia, facultando al párroco para que, si lo creía necesario y conveniente, impusiese al cesionario la obligación de conservarla. Así mismo, coincidiendo con esta cesión al señor Ruiz-Mateos, el señor gobernador eclesiástico, comunicó al Ayuntamiento que:

Accediendo a lo solicitado por esa Ilustre Corporación Municipal, nuestro Excmo. y Reverendísimo Prelado, en uso de las facultades apostólicas que le están conferidas, ha tenido a bien ceder a su municipio el solar de la Iglesia ex convento de la Merced de esa villa, con exclusión de los cuarenta y ocho metros superficiales adquiridos con autorización de esta Superioridad por D. Eleuterio Ruiz Mateos, a condición de que el solar no sea aprovechado para usos profanos e indigno de la santidad de los lugares que estuvieron consagrados al Culto Divino, y que el producto de los materiales se destine a la construcción de un almacén de que carece la Parroquia, las cuales condiciones se harán constar en la escritura de cesión que en nombre y representación de nuestra Autoridad divina otorgará el párroco.

  • Fotocolor VALMAN, S.A., Barcelona | Circa 1960 | Rota, vista general

De esta manera, el solar de lo que había sido iglesia del convento de la Veracruz pasó a propiedad municipal[viii].

Varios años permaneció en solar sin uso determinado hasta que, en 1928, y previa adquisición de otras porciones de lo que había sido el antiguo convento, acordó el Ayuntamiento la construcción de un mercado de abastos de obra nueva, con estructura de mampostería ordinaria en cimentación y muros; techos de hormigón armado, solería de hormigón hidráulico y paramentos enlucidos de cal y arena blanqueados, así como fábrica chapeada de ladrillo fino en las puertas de entrada y ventanales, incluida la construcción en la parte central de un patio porticado, cuyas arcadas, de ladrillo fino prensado, se levantarían sobre pilares de hormigón armado. En las cuatro galerías así formadas se instalaron los puestos destinados a la venta de carne, huevos, verduras, frutas, etc.

Respecto a nuestra torre, se iba lentamente deteriorando como testimonian las fotografías de la época, hasta que el 1 de febrero de 1957 acordó el Ayuntamiento su adquisición. La torre pertenecía en aquellos momentos, según manifestó el señor alcalde, al vecino don Isidoro Ruiz-Mateos Requejo, con el que se había convenido su compra directa, sin subasta ni concurso, en el precio de quince mil pesetas, libre de cargas y gravámenes.

Años más tarde, en 1970, acordó el Ayuntamiento su adecentamiento, y en 1973 y 1986 se realizaron trabajos de restauración y mantenimiento al objeto de garantizar su conservación. Con ocasión de estos trabajos se procedió a la retirada de los azulejos de su cúpula, que fueron sustituidos por nuevas piezas.[ix] Asimismo, se procedió a la limpieza de las piedras de sus fachadas, aplicando un tratamiento herbicida a las molduras y sustituyendo los sillares más dañados por otros nuevos.

Así mismo, en junio de 2009 se inició la restauración integral de la nave interior de la torre y de las dos bóvedas anexas, que se encontraban divididas por un muro, que fue derribado para unir ambos espacios a fin de habilitarlos como sala de exposiciones y conferencias, habiéndose reparado al efecto las cubiertas de ambas bóvedas, que se hallaban muy deterioradas en algunas zonas, y limpiando sus paredes de los restos de enfoscados antiguos existentes, con lo que se logró que este único vestigio del convento haya recuperado su funcionalidad y uso. Se ignora el objeto al que los mercedarios destinaron estas dependencias, ya que la documentación conservada nada indica sobre el particular, aunque por los restos de decoración de las bóvedas que nos han llegado parece debió ser principal. Así mismo se ha sugerido que fuese esta la primitiva ermita, propuesta que no compartimos, por cuanto la documentación existente indica que la ermita quedó incluida dentro de la iglesia como presbiterio y sacristía, uniéndose mediante arcos torales al cuerpo de la misma.[x] 

  • Foto JAMR | Circa 2008 - Plaza y Torre de la Merced 

  • [i] Pág. 167 y siguientes. Rota 1974.
  • [ii] Obra citada, pág. 169.
  • [iii] Sección Clero del Archivo Histórico Nacional, libro 2079, Mercedarios Descalzos de la Veracruz. Libro de recibo y gasto común. 1709-1726. Asimismo, Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la O de esta villa, libro 20, folio 41.
  • [iv]La referencia más antigua documentada por mí de la torre ya puesta en servicio data de agosto de 1714, año en que se fundió de nuevo la campana pequeña con un coste de 270 reales. Asimismo, en diciembre se adquirieron cinco millares y medio de canales, treinta y dos cuartones, doscientas tablas, diecinueve carretadas y media de cal, almagre, cal blanca, sogas, espuertas, clavos grandes y pequeños, yeso y una columna para la obra del claustro, todo lo cual, con la mano de obra, tuvo un coste de 5.447 reales, lo cual apunta a que por aquella fecha se estaban realizando obras de cierta entidad en el convento (A. H. N., Clero, libro 2079. Mercedarios Descalzos de la Veracruz. Libro de recibo y gasto común. 1709-1726)
  • [v] A. H. N.  Clero, Papeles del Convento de la Merced, legajo 1730/2, Expediente formado para la reconstrucción de la torre.
  • [vi] Según don Antonio García de Quirós el padre comendador solicitó del Concejo la extracción de piedra en la playa de Levante para ayudar a la reconstrucción, y el Cabildo se la concedió indicando como lugar más indicado para su extracción el sitio de Bahifora.
  • [vii] A. H. N., Clero, libro 2079, Cádiz. Rota, Mercedarios Descalzos de la Veracruz. Libro de recibo y gasto común. Años 1709-1726.
  • [viii] Archivo Parroquial de Nuestra Señora de la O, Correspondencia sobre el convento.
  • [ix] Aun reconociendo la idoneidad de los trabajos realizados, no podemos menos que lamentar la desaparición de parte de los últimos restos que quedaban del viejo convento, tales como la techumbre de la antigua crujía y de los distintos dibujos que formaban los azulejos de la cúpula.
  • [x] San Cecilio, fray Pedro de, Annales del Orden de Descalzos de Nuestra Señora de la Merced, Redempción de Cautivos Christianos, libro 2, cap. 30, p.464-465, Barcelona 1669.

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